Introducción
En este artículo vamos a tratar de explicar un poco mejor qué es el yoga terapéutico o restaurativo, sus coincidencias y diferencias con otros estilos de yoga postural moderno, sus vínculos con la medicina moderna, su desarrollo histórico así como también algunas reflexiones sobre el presente y el futuro de este enfoque de práctica que poco a poco ha ido ganando una voz propia en el mundo de las terapias complementarias. También si estás pensando asistir a clases de yoga terapéutico, este artículo te servirá para comprender mejor qué hacemos durante una clase y qué puedes esperar de la misma.
1. ¿Qué es el yoga terapéutico o restaurativo?
En definitiva se trata de un tipo de yoga postural moderno entendido como una forma de ejercicio en pos de salud que tiene aportes de diferentes ámbitos: en primer lugar pero no de manera exclusiva, de las prácticas de diferentes elementos constitutivos del yoga tradicional que han sido desarrollados a lo largo de los siglos en la tradición India como son las posturas o asanas, las prácticas respiratorias o de pranayama, así como también diversas técnicas meditativas y de introspección, que junto a las intervenciones terapéuticas o shatkarmas han formado el corpus del hatha yoga durante siglos. Luego, a partir del aporte de un importante grupo de revivalistas y reformadores de la tradición yóguica en India durante el final del siglo XIX y comienzos del XX, estas mismas se fueron integrando con diversos e importantes aportes de la ciencia moderna, la biología y la psicología, que han ayudado a crear un híbrido más cercano a una gimnasia holística cuerpo-mente que a un método de liberación espiritual tal como propugna el yoga entendido como una de las seis darshanas ortodoxas dentro del hinduismo tradicional.
2. Diferencias y coincidencias con el yoga restaurativo
En los últimos años hemos visto un mayor uso de la palabra “yoga restaurativo” en el mundo hispanohablante para referirnos a este tipo de yoga enfocado en el aspecto terapéutico de la práctica, que es una traducción literal del inglés “restorative yoga”, un movimiento de yoga postural iniciado por una alumna de B.K.S. Iyengar, llamada Judith Lasater que basa sus enseñanzas en el mantenimiento de las posturas por períodos prolongados y se vale de diferentes accesorios tales como sillas, cojines, mantas o soportes para facilitar la práctica, que sin duda se trata una herencia directa de su mentor, del cual hablaremos luego.
Como el yoga como una forma de terapia física no está adscrita a unos estándares curriculares que regulen la profesión como sí ocurre con la fisioterapia y la educación física, esta situación profesional conlleva que ambos nombres puedan ser usados como términos análogos, ya que en definitiva se trata de una etiqueta que ayuda a diferenciar el mismo de otras formas más vigorosas de práctica. Por lo tanto, ambos nombres podrían ser usados como sinónimos. Y también para entender mejor los orígenes del mismo, vamos a intentar definir brevemente qué es el yoga postural moderno.
3. ¿Qué es el yoga postural moderno?
Esta clasificación proviene del trabajo de la académica e historiadora del yoga Elisabeth De Michelis, que en un intento de establecer un orden y separar la práctica yóguica tradicional ligada a las corrientes religiosas del hinduismo, de la que ha florecido alrededor del mundo como una forma de gimnasia orientada mayoritariamente al bienestar y basada en el énfasis de la práctica de posturas o asanas. Gracias al minucioso trabajo de muchos académicos modernos como ella, hoy sabemos que esta práctica física postural (en el contexto de los yoguis tradicionales) siempre ha sido subsidiaria de otras que estaban orientadas a la transformación interior como la meditación y que el rol de este mismo trabajo físico luego fue reinterpretado y enfatizado por muchos de los gurús populares del yoga transnacional moderno, en un complejo proceso que implica una relación de diálogo e intercambio con otras formas de conocimiento como la ciencia moderna y la psicología entre muchas otras.
Por otro lado, este cambio de paradigma respondía también a la necesidad de crear una gimnasia “autóctona” que asimismo llamaron “yoga” en los albores de la independencia de la India de los británicos, ya que existía la necesidad de diferenciarse de los métodos de educación física de los mismos colonizadores, aunque paradójicamente el nuevo híbrido que crearon le deba mucho a las influencias foráneas. Por lo tanto, aunque podamos pensar que el yoga que practicamos hoy en día es exclusivamente un producto icónico de la civilización India, en realidad es fruto de la globalización y el intercambio dialógico entre muchas tradiciones. En consecuencia, dentro de esta clasificación entrarían todos los subtipos de yoga que conocemos hoy en día tales como vinyasa, Iyengar, hatha, yin, etc. y por supuesto también el yoga terapéutico o restaurativo.
Hoy en día, incluso entre los practicantes tradicionales como los sadhus y monjes que siguen adelante con el yoga como una disciplina espiritual, de acuerdo al académico- practicante James Mallison, (uno de los pocos occidentales en haber participado en una de estas sampradayas o asociaciones de yoguis tradicionales durante varias décadas), estos suelen distinguir su práctica espiritual de la gente que práctica yoga en las ciudades tal como lo hacemos la mayoría de los urbanitas alrededor del mundo, llamándola solamente yog y no yoga, por lo tanto usar la etiqueta “yoga postural moderno” es simplemente una forma de clasificar de una manera más adecuada el tipo de práctica que hacemos actualmente y distinguirla de la otra, lo cual no quita que los caminos en algunos aspectos se puedan entrecruzar, ya que una práctica física no quita que existan aspiraciones espirituales genuinas y válidas en muchos practicantes de yoga que no están ligadas a estas formas tradicionales de yoga hinduista.
Si quieres profundizar en el tema, te recomiendo el autoritativo ensayo sobre la historia del yoga postural moderno, “el cuerpo del yoga” de Mark Singleton, donde él aborda en profundidad está fascinante historia llena de matices de una actividad que hoy en día realizamos millones de personas alrededor del mundo. Ahora hablemos de algunas de las singularidades que hacen diferente al yoga terapéutico.
4. Características del yoga terapéutico: uso de accesorios para facilitar la práctica
Otra de las particularidades que podrás encontrar en una clase de yoga terapéutico es el uso de props o accesorios para facilitar la ejecución de los ejercicios y de esta manera hacerlos más adaptables a las necesidades individuales. Por lo tanto no es infrecuente que en una clase de yoga restaurativo se usen ayudas a la práctica tales como soportes, sillas, almohadillas de protección para las rodillas y muñecas así como también mantas para facilitar las posiciones sedentes. Algunos de estos han sido utilizados en la larga historia del yoga para realizar determinadas prácticas ascéticas y meditativas, como es el caso de la correa llamada yogapaṭṭa que hoy utilizamos en muchos estilos de yoga para facilitar la ejecución de algunas posturas, mientras que otros son de invención moderna como los bancos para facilitar las posturas de inversión que evitan la compresión directa de las cervicales. También son muy populares los yoga bricks que tienen usos múltiples y se usan no solo en el yoga terapéutico sino también en otros estilos.
La popularización del uso de accesorios en el yoga postural moderno es posible se la debamos mayoritariamente a B.K.S. Iyengar (1918-2014), que probablemente haya sido uno de los primeros gurús en utilizar una gran cantidad de los mismos para facilitar la práctica, que por otro lado se han vuelto populares más allá de la práctica estricta de su sistema de yoga. Una de sus hijas, Geeta S. Iyengar, siguió adelante con el legado de su padre impartiendo clases de yoga médico en el instituto que fundó su progenitor en Pune durante un largo periodo de tiempo, hasta su muerte en 2018.
Como el yoga terapéutico requiere de una importante base de conocimiento de anatomía humana, el uso de estos útiles ayuda básicamente a la adaptación individual de las posturas y prácticas de yoga al cuerpo de cada uno. Como alguna vez comentara André Van Lysebeth, “una postura no es un molde a donde verter nuestros cuerpos”, por lo tanto las posturas deberían adaptarse a nuestras particularidades y es ahí donde los props juegan un rol fundamental. Ahora veamos porqué es importante realizar las clases de manera individual.
5. Clases individuales en vez de grupales
Otra característica importante es el uso del formato de clases individuales en vez de las grupales. Aunque generalmente estamos acostumbrados a que las clases de yoga a las que asistimos sean en grupo, una clase de yoga terapéutico debería estar orientada a el trabajo “uno a uno” de modo tal que permita conocer de una manera más precisa los problemas particulares que pueda tener cada persona. Aunque aún cuesta que el público en general comprenda las ventajas de esta modalidad de práctica, la popularidad de los entrenamientos personales pareciera marcar una tendencia hacia la aceptación social del formato de clases individuales como forma única de práctica, o bien como una modalidad mixta y de soporte de las clases grupales.
Un antecedente histórico importante es el hecho de que en la tradición yóguica basada en la relación discípulo-maestro, el aprendizaje sucedía de manera individual y por un período importante de tiempo. A pesar de que el influyente Tirumalai Krishnamacharya (1888-1989), uno de los referentes indiscutibles del yoga terapéutico moderno realizaba clases grupales de yoga postural, de acuerdo a su hijo T. K.V. Desikachar (1938-2016), este también mantuvo una práctica individual con alumnos donde él integraba diferentes métodos tradicionales como la toma del pulso al comenzar y al finalizar la sesión de acuerdo a los preceptos del Ayurveda, algo que solo es posible realizar de manera individual.
6. Elegir un profesional de yoga terapéutico
Este es realmente un tema importante porque como veremos más adelante, al ser una profesión relativamente nueva que carece para bien o mal de unos estándares definidos y cuya integración dentro de las diferentes áreas de salud aún es nueva, muchas veces no sabemos si estamos acudiendo al profesional adecuado. Aquí algunas sugerencias que creo diferencian y distinguen a un buen profesor de yoga terapéutico y algunas reflexiones sobre lo que creo este debería evitar hacer porque excede sus competencias:
Una formación sólida en anatomía aplicada al movimiento humano: muchas de las consultas y motivos que llevan a las personas a acercarse al yoga terapéutico derivan de problemas relacionados con padecimientos del sistema musculoesquelético. No solo es importante saber qué es una hernia discal, también debería saber cómo adaptar los ejercicios de yoga a estas dolencias.
Ser capaz de desarrollar un programa a medida de las necesidades individuales, ajustando correctamente la “dosis” de una sesión. Trabajar con personas que padecen enfermedades graves o crónicas no es lo mismo que hacerlo con sanas: en muchos casos se necesitará intercambiar información con los profesionales de la salud para acomodar aún mejor las estrategias de trabajo.
Tener formación en alguna forma de medicina tradicional de Asia. Aunque esto no es indispensable, esto nos ha mostrado que durante una clase o sesión individual estas herramientas tales como la toma del pulso o observar la tensión de la pared abdominal entre muchas otras, ayuda considerablemente a ajustar la sesión a los parámetros individuales.
Poder acompañar un proceso curativo y no interferir en los tratamientos médicos que realizan los pacientes. Créeme, hay suficiente evidencia científica para saber que el movimiento, el ejercicio físico y la respiración son excelentes para complementar un tratamiento médico estándar. Por lo tanto, ¿por qué algunos profesionales opinan sobre los mismos cuando esto claramente excede sus competencias y conocimiento? Si queremos que la sociedad tenga en cuenta al yoga como una opción terapéutica complementaria respetable, hay algunos instructores que deberían abandonar el pantanoso terreno de la charlatanería que tanto mal hace a la profesión. Zapatero, a tus zapatos.
Tener empatía, que volviendo a los refranes, siempre es mejor que busques un profesional con la capacidad ponerse en los zapatos del otro. Aun así esto no quiere decir que tu profesor de yoga terapéutico es un psicólogo. Sin duda muchas dolencias no solo necesitan de ejercicio físico holístico, sino que se potencian con la terapia.
Honestidad profesional. Aunque en un porcentaje importante de personas que se acercan al yoga como una forma de terapia integrativa esta les ayudará con sus dolencias, habrá casos que excedan lo que tu instructor de yoga pueda hacer: en estos casos es mejor derivar a alguien que pueda ayudar, sea este un fisioterapéuta, un psicologo, etc.
7. Centrarse en un programa personalizado de yoga restaurativo
Otra de las ventajas de tener clases de yoga terapéutico de manera individual es la posibilidad de crear un programa de práctica a medida de las necesidades propias, algo que solo es posible una vez que se han realizado un número determinado de sesiones que nos permitan crear un conjunto de prácticas adecuadas al problema a tratar. En el caso de los que tenemos formación en alguna de las medicinas tradicionales del Este de Asia, como la medicina tradicional china, y la integramos dentro de la práctica tal como alguna vez lo hizo Krishnamacharya a lo largo de su dilatada carrera profesional como maestro de yoga con el Ayurveda, esto nos permite observar el pulso y la tensión de la pared abdominal al comienzo y al final de la sesión para cuantificar los cambios que se dan a lo largo de la misma.
Algo que en otro ámbito también actualmente hacen los científicos que estudian los efectos del yoga sobre la salud con métodos y aparatología moderna midiendo las constantes vitales y otros parámetros al final y al comienzo de una clase de yoga a fin de poder cuantificar estos cambios que se dan a lo largo de la práctica. La popularización de los relojes inteligentes ha ayudado a que hoy en día los mismos alumnos puedan registrar esos cambios positivos que se dan al final de una práctica de yoga cuando por ejemplo, observan que sus pulsaciones han disminuido de una manera considerable, com todos los beneficios objetivos y subjetivos que tiene poder disminuir la actividad metabólica sobre el aspecto físico, mental y emocional.
8. Yoga terapéutico para acompañar un tratamiento médico
Otra de las ventajas de este método centrado en lo individual es la posibilidad de contribuir a mejorar la calidad de vida durante el tratamiento de una enfermedad crónica, que es una de las razones por las cuales muchas personas se acercan al yoga terapéutico. Es sabido que si bien algunos tratamientos médicos como la quimioterapia ayudan a los pacientes en muchos casos a curar o controlar diferentes tipos de cáncer, estos no están exentos de duros efectos secundarios físicos y emocionales. En esta situación el ajuste y la dosificación de la práctica ayuda a que muchos pacientes puedan sobrellevar mucho mejor estos tratamientos médicos con herramientas que se aprenden en una clase de yoga de calidad con un profesional con una formación sólida, tales como la respiración o las suaves movilizaciones de las cadenas miofasciales. Actualmente hay cada vez un mayor reconocimiento de los gobiernos occidentales así como también de la Organización Mundial de la Salud, que las terapias complementarias como el yoga o la acupuntura pueden contribuir a mejoran la calidad de vida de los pacientes con enfermedades crónicas.
En este gráfico de 2006 de la Generalitat de Catalunya se puede ver en el pico de de la pirámide de la actividad física al yoga y al tai chi, un reconocimiento de que estas actividades no solo han ganado popularidad en la sociedad sino que también poco a poco son reconocidas como terapias válidas para el mantenimiento de la salud. Algo impensado hace unas décadas atrás y a lo cual ha contribuido que muchos científicos de primera línea investiguen sobre los efectos del yoga y la acupuntura sobre la salud y comiencen a probar empíricamente dichos efectos. Por consiguiente, ahora hablaremos brevemente de qué piensa la ciencia moderna de los efectos del yoga entendido como una terapia complementaria.
9. ¿Qué beneficios tiene el yoga de acuerdo a la ciencia?
Si bien existen afirmaciones sobre los beneficios del yoga que no son del todo ciertas, (como por ejemplo que el yoga ayuda a bajar de peso o produce un entrenamiento cardiovascular completo) y es cierto que estas, muchas veces generalmente responden a estrategias de marketing y no a información contrastada. Pero por otro lado hay algo que el público en general desconoce sobre el yoga y esto es, que sí existen desde hace por lo menos más de un siglo investigaciones sobre el mismo que indagan en los diferentes aspectos de la práctica y los estados que genera sobre el organismo y que con la popularidad que ha ganado el yoga alrededor del globo, estos no solo han aumentado de forma exponencial, sino que están encontrando financiación por parte de instituciones y gobiernos, algo fundamental a la hora de hacer ciencia de calidad.
Sin duda uno de los más probados y destacables efectos del yoga es la capacidad de ralentizar la actividad metabólica e inducir un estado de calma, algo que excede los beneficios objetivos de realizar ejercicio físico de manera regular, ya que acerca a la disciplina a los efectos subjetivos que tienen otras ramas de la salud como la psicología, y no es casual que también aparte de los médicos y fisioterapeutas sean a veces los psicólogos quienes recomiendan a sus pacientes tomar clases de yoga como un complemento de la terapia psicológica estándar.
Por otro lado hay científicos de renombre como Helene Langevin (actual directora del National Center for Complementary and Integrative Health), que se ha centrado más en el efecto positivo que propician las posturas de yoga sobre los estiramientos de las largas cadenas musculares, que a su vez tienen un efecto directo sobre las fascias, en un trabajo experimental con ratones, demostrando que estos estiramientos reducen de manera drástica la inflamación. Te dejo un enlace para que puedas ver una de sus charlas sobre las conclusiones de uno de sus estudios científicos sobre los estiramientos.
Al día de la fecha si quieres profundizar en la cuestión, el trabajo más autoritativo y prestigioso sobre la relación del yoga con la ciencia, es la extensa investigación en forma de ensayo del periodista y columnista del New York Times William Broad, que publicó hace más de una década bajo el título “La ciencia del yoga”, que he comentado en diversos vídeos y artículos.
10. ¿Puedo practicar yoga terapéutico si tengo lesiones o cuadros específicos de salud?
Definitivamente sí, aunque es muy importante realizar una adaptación de las prácticas de yoga a tu condición física y estado de salud e informar a tu instructor sobre las mismas. Idealmente debería ser el mismo médico o profesional de la salud quien recomiende practicar yoga terapéutico, esto es algo que en mi práctica profesional he visto se ha ido incrementando en la última década, pero muchas veces si bien los médicos saben de los beneficios del yoga y envían a sus pacientes a que tomen clases, sus recomendaciones son genéricas ya que como hemos visto al no ser una profesión regulada, muchas veces no es posible determinar a dónde enviar al paciente a realizar una práctica segura. En cierta forma es como si el médico te indicara tomar aspirinas de un fármaco genérico pero no te dijera, ni la dosis o por cuánto tiempo. Seguramente una regulación de la profesión ayudaría a establecer ciertos estándares, algo que parte de la comunidad yóguica quisiera y otra se opone. Y de eso hablaremos ahora: regular o no el yoga terapéutico.
11. Regular o no la profesión del yoga terapéutico
Este es un tema que divide a la comunidad yóguica ya que algunos profesores conocidos de yoga como Leslie Kaminoff no están a favor de regular la profesión, ya que eso implicaría un recorte en las libertades individuales y una inferencia del estado dentro de una relación que se da de manera privada entre un maestro o escuela de yoga con su alumnos. Y no solo porque el estado pasaría a cobrar por esas licencias otorgadas, sino porque de acuerdo a esta postura, estar fuera de estas regulaciones ayuda a distinguir una práctica que es única y diferente del resto de las profesiones médicas establecidas.
También hay otra parte que aboga por la medicalización del yoga terapéutico y piensa que debería ser una subespecialidad de la medicina cercana a la fisioterapia y contar con una licencia como ocurre en algunos países del mundo, donde algunas profesiones como la de acupuntor o masajista requieren de pasar un examen nacional y los seguros médicos suelen reconocer cierta cantidad de sesiones de estas terapias complementarias, como sucede por ejemplo con la acupuntura practicada por personal no médico en los Países Bajos.
Aun así cuando busques una clase de yoga terapéutico o cualquier otro tipo, te recomiendo que lo hagas con alguien que tenga una formación sólida en anatomía aplicada al yoga y en el conocimiento de las diferentes lesiones y patologías que pueden llevar a un médico o fisioterapéuta a recomendarte que practiques yoga terapéutico. Paradójicamente, aunque el yoga tiene innegables beneficios físicos y psicológicos que actualmente la ciencia moderna avala, la escasa formación y los bajos estándares curriculares de muchas escuelas que otorgan certificados de profesores de yoga con cursos de unas pocas cientos de horas, ha hecho que mucha gente acabe con lesiones derivadas de una práctica inadecuada. A lo largo del tiempo hemos encontrado que hay también un porcentaje de los asistentes a las clases de yoga terapéutico que llegan para intentar remediar lesiones que se han autoinfligido siguiendo algunos de estos estilos vigorosos que no ponen mucho énfasis en la adaptación individual de las prácticas, que es uno de los pilares fundamentales del yoga como una forma de terapia física.
12. ¿Qué influencia han tenido los métodos cuerpo-mente o de educación somática occidentales en este tipo de yoga?
Aunque no hay evidencia de que los impulsores del yoga en India orientado a la salud sea en formato individual o grupal hayan tenido influencias directas del movimiento de educadores somáticos de la primera generación tales como F. M. Alexander, Moshe Feldenkrais o Ida Rolf, sí es posible intuir el legado de estos pioneros en algunos educadores de yoga actuales como Gary Krafsow o Leslie Kaminoff. Esto es sobre todo visible en el tipo de ajustes suaves y respetuosos con el cuerpo que se observa en su trabajo y que muy probablemente estén más inspirados en este tipo de ideas cuerpo-mente occidentales, que en la praxis del yoga físico en India que luego se exportó al resto del mundo en diferentes formas. Al menos en el legado visible de gurús populares que fueron influidos por otro tipo de discursos en relación al cuerpo tales como la gimnasia sueca o bien quizás otras formas de masaje autóctonas de Asia, donde se intuye un componente mucho más marcial que en muchos casos sigue hasta el día de hoy. Esto es claramente visible en el sistema de yoga médico de Geeta Iyengar, donde sus ajustes tienen un componente radicalmente forzado en comparación al tipo de ajustes poco invasivos de muchos sistemas de educación somática como la técnica Alexander.
Es cierto que este tipo de pensamiento en relación al cuerpo y a la autoridad del enseñante está siendo duramente cuestionada al menos en los países occidentales, donde el auge de los diferentes feminismos está afortunadamente poniendo en duda la eficacia de este tipo de pedagogía basada en la autoridad incuestionable del gurú y sus métodos. Aun así para no incurrir en una visión parcial sobre la cuestión, la crítica que hago a estos sistemas y formas de entender el cuerpo no es moralista; simplemente me ha llamado mucho la atención cómo estas dos visiones siguen coexistiendo en el yoga moderno siendo en apariencia tan antagónicas. En mi opinión los llamados “ajustes posturales” solo deberían ser una invitación a que quién los recibe voluntariamente en el marco de una relación horizontal y de respeto mutuo pueda mejorar su propiocepción y sea su propio cuerpo quién encuentre qué es más apropiado para su mejor coordinación y funcionamiento y no una receta de cómo hay que hacer las cosas bien o mal.
Pero regresando a los métodos cuerpo-mente occidentales, también es probable que algunas terapias que usan formas de exploración palpatoria suaves derivadas de la osteopatía como la terapia cráneo-sacral, sí hayan tenido cierto peso en algunos educadores de yoga terapéutico actuales, al haber desarrollado prácticas de sesiones individuales que posibilitan un ámbito de trabajo diferente al de una clase grupal y por ende permiten otro tipo de enfoque y ajustes. Actualmente no es infrecuente que muchos profesionales que han optado por la modalidad del yoga terapéutico o restaurativo, practiquen a la vez algún tipo de terapia física sea ésta masaje, fisioterapia o acupuntura; actividades que requieren un contacto directo con el paciente o alumno y pertenecen al ámbito de la salud, que es el nicho donde este tipo de yoga generalmente es más practicado, más allá de si algunos educadores prefieren ponerlo por fuera de esta categoría por las razones que hemos expuesto con anterioridad.
Conclusión
El yoga terapéutico como variante del yoga postural moderno no es ni mucho menos un capítulo cerrado, ya que sigue en desarrollo a través de los muchos practicantes que han mirado hacia la ciencia moderna o bien a las artes curativas tradicionales para refinar su trabajo teniendo ambos algo en común: el reconocimiento de la baja tecnología que requiere el yoga y que permite con herramientas simples como la respiración o el ejercicio bien focalizado, ayudar a que muchas personas mitiguen su dolor, sea este de la índole que sea, ya que esta división entre cuerpo y mente no es tan taxativa en las filosofías subyacentes que dieron nacimiento a los muchos yogas que conocemos hoy, como sí lo es en parte del desarrollo del pensamiento occidental.
Más allá de si finalmente se integra dentro de alguna rama de salud, o bien como una forma de terapia o disciplina por fuera de la misma como desearían algunos, en un mundo complejo donde el ejercicio se ha ido subdividiendo en nichos cada vez más específicos, es de esperar que cada individuo pueda elegir libremente qué tipo de actividad terapéutica desea realizar y que quién la imparta esté adecuadamente formado para hacerlo, más allá si un gobierno decide establecer unas determinadas reglas para una profesión o no, ya que quien elige un vínculo con un terapeuta, no es un sujeto pasivo.